El BCE ultima el fichaje de proveedores tecnológicos para el desarrollo del euro digital
Prevé lanzar la licitación de los servicios, para empresas europeas, para finales de 2025. Sigue en el desarrollo de reglas y casos de uso a la espera de la legislación

El desarrollo del euro digital, un proyecto del que el Viejo Continente habla desde hace seis años, avanza con paso lento. Si bien las autoridades europeas buscan acelerar su puesta en marcha ante el auge de las stablecoins y el riesgo de la excesiva dependencia de Estados Unidos en los sistemas de pago, todavía queda mucho camino por recorrer. La pieza que falta es la legislación, necesaria para dar luz verde al desarrollo de la moneda digital del banco central, que tampoco será inmediata. Desde la aprobación de un marco legal, las autoridades europeas estiman que se necesitarán dos años y medio para que el euro digital exista. A la espera de la normativa, el BCE sigue probando las funcionalidades de pago y sus casos de uso, y prevé ultimar a finales de este año la licitación de los proveedores de la plataforma y la infraestructura del euro digital.
La máxima autoridad monetaria de la UE ha detallado en su tercer informe de avances sobre la fase de preparación del proyecto, que se firmarán unos acuerdos marco con los proveedores seleccionados “para establecer las condiciones de posibles trabajos futuros”. No obstante, inciden en que estos acuerdos no implican ningún compromiso financiero por parte del Eurosistema en esta fase y resaltan que trabajará con estos actores para probar e implantar los aspectos técnicos del euro digital, incluida la funcionalidad offline. Las autoridades europeas han insistido en varias ocasiones en que la licitación solo estará abierta a empresas del Viejo Continente, un mensaje claro para desligarse de la excesiva dependencia de EE UU y para construir un proyecto integralmente europeo.
Según los plazos establecidos por el BCE, en octubre de este año termina la fase de preparación y las instituciones deberían decidir si seguir con el desarrollo del proyecto. Pero sin legislación no será posible todavía decidir si emitir el euro digital y el marco normativo tardará en llegar, con la mayoría proeuropea dividida en la Eurocámara entre quienes se muestran totalmente a favor, y quienes prefieren una solución privada, una especie de Bizum continental.
Pese a las grietas abiertas en el parlamento, el BCE insiste en la importancia de llevar a cabo este proyecto para proteger la soberanía monetaria de la eurozona y su independencia frente a otros sistemas internacionales, y a la continua caída del uso del efectivo en la región. “El uso del efectivo en las transacciones cotidianas ha disminuido rápidamente. Entre 2019 y 2024 su participación cayó del 68% al 40% en términos de volumen y del 40% al 24% en términos de valor”, dijo Piero Cipollone, miembro del comité ejecutivo del BCE, el pasado lunes en Bruselas durante un seminario sobre el proyecto.
Por ello, el BCE asegura la necesidad de una solución de pago pública y propia e impulsa su desarrollo. En el informe publicado este miércoles, resume los avances hechos entre noviembre de 2024 y abril de 2025. En estos meses ha seguido desarrollando el digital euro rulebook, un conjunto de reglas, estándares y procedimientos comunes para asegurar el funcionamiento del euro digital en toda la zona euro. El grupo de trabajo se ha enfocado en definir una metodología para desarrollar requisitos mínimos de experiencia de usuario, revisar los estándares y certificaciones existentes en el sector financiero para aprovecharlos para el euro digital, establecer normas de gestión de riesgos para una sólida resiliencia operativa, y normas técnicas para ayudar a los proveedores de servicios de pago a prepararse para ofrecer servicios relacionados con el euro digital a particulares y empresas.
Asimismo, ha lanzado una plataforma en la que unos 70 participantes del mercado han probado funcionalidades de pago y casos de uso innovadores. Entre estas entidades figuran las españolas Bizum, CaixaBank, Iberpay y Monei. Además, ha seguido en el desarrollo de la aplicación que se utilizará para pagar con euros digitales y de la función offline, que haría posible hacer transacciones sin cobertura móvil, en caso de apagones o en zonas sin cobertura. Esto es el elemento diferenciador del proyecto que gusta incluso a los más escépticos; en este sentido las pruebas se han centrado en aspectos como permitir a los comerciantes que reciban pagos offline fuera de la infraestructura de pagos habitual o en la posibilidad para los usuarios de recargar sus billeteras en un entorno sin conexión.
El BCE insiste en que el diálogo con el sector privado es continuo, especialmente con los bancos, que temen que en caso de crisis los ahorradores corran a retirar sus depósitos de las entidades para convertirlos en euros digitales, y los proveedores de sistemas de pago, para estudiar su coexistencia en el sistema. Desde la máxima autoridad monetaria insisten en que el euro digital no sustituye ni compite con las soluciones privadas como Bizum o cualquier otro proyecto que el sector esté dispuesto a desarrollar en los próximos años.